Hace 23 años en un martes frío y con viento nació una bebé, la más bonita de los cuneros (según sus padres), la bebé era seria y casi no reía, pero aún así era linda, como cualquier bebé podía serlo, con su gran cabeza pelona que apenas y podía sostener. La bebé odiaba la leche, y prefería una formula extraña que a todos asqueaba, pero que para ella era lo mejor del mundo. Pasaron algunos meses y la bebé al fin dijo su primer palabra, la misma que había dicho hacía un par de años su pequeño hermano: coca.
¡Unas pocas líneas de mi primer año de vida!... quizás no exactamente, pero un poco de lo que me ha contado mi mamá. Me sorprendió mucho cuando mi mamá me dijo que de bebé era muy seria y callada, porque siempre pensé que esa era una actitud que había tomado después, pero no, y ya no puedo culpar a nadie de que sea así, porque de nacimiento lo soy, espero un día ser más extrovertida, pero sino, la verdad tampoco está tan tan mal ser seria... aunque a veces me confundan con amargada, o mojigata, lolol.
